Pablo Romero Montesino-Espartero

Pablo Romero Montesino-Espartero
------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------Camarote desde donde fueron escritas algunas de estas cartas-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------Con este blog pretendo ir recopilando las cartas escritas por mi hermano Pablo Romero M-E, dirigidas a la familia, durante sus primeros años de navegación tras terminar su carrera de Marino Mercante allá por el final de la década de los años cincuenta, principio de los sesenta-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------.

jueves, 26 de junio de 2014

CONTINUACIÓN CARTA 41

Autor:
Pablo Romero Montesino-Espartero

 

                                     
Carta nº 42
(Continuación de la carta 41)
 

    Hoy nos hemos cruzado con el “Queen Mary”. Hace un crucero navideño para millonarios. Es un barco impresionante de 45.000 toneladas que alcanza los 47 nudos. Nosotros con buen tiempo llegamos a los 11 nudos.

    Pasó como un rayo camino de Las Palmas, con sus tres chimeneas echando humo y la proa con “bigotes” blancos y cortando la mar como con un cuchillo. Con los prismáticos se podían ver en el puente a varios  oficiales uniformados y un sin fin de pasajeros mirándonos como se mira a un ser inferior. Trajo a mi memoria mi querido e inolvidable “Monte Urbasa”. El complejo de inferioridad nos impidió saludar con la bocina como signo de felicitación por Navidad. ¿No es lo correcto que el saludo deba partir del superior? Habrá que consultarlo en algún libro de urbanidad...

    A mediodía hemos descorchado diez botellas de buen champagne francés en el puente y más tarde nos hemos dado el gran banquete a base de los mejores manjares franceses, españoles e italianos. Hemos reído, cantado, tocado palmas y la señora nos ha sorprendido cantando en yugoslavo una canción serbia típica de estas fiestas. Como siempre, causó sensación al “personal”. A veces pienso si su belleza la multiplicamos por diez debido a que llevamos dos meses sin ver otra mujer blanca que  ella.

    A la altura del Cabo de San Vicente con mar gruesa del norte. Temperatura 15 grados. Hemos puesto la calefacción. Pensar que hace once días estaba en la playa...

    Mañana cruzamos el paralelo de Cáceres. Con la velocidad que hacemos, ¡el Año Viejo en Inglaterra es nuestro.¡
                                                            Mar, 25 de Diciembre de 1964
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    Me ha sido completamente imposible continuar hasta hoy. Hemos pasado tres días horribles. Desde Finisterre a Land End- el finisterre inglés- sufrimos vientos de fuerza 8 y 9 con mar arbolada del  noroeste, mala visibilidad, frío tremendo y bandazos de hasta 25 grados. No dejó nada en pie y casi perdemos uno de los botes salvavidas por efecto de un golpe de mar. Las olas pasaban de babor a estribor como si no existiéramos. No pudimos tener una situación fiable en tres días hasta hoy que nos fue posible observar el sol. Nos encontramos a 200 millas de las costas de Irlanda y a cerca de 20 millas de donde creíamos estar, a causa de la deriva que nos han producido las corrientes y el temporal.

    Durante toda la noche hemos estado oyendo en un tanque vertical -que llevamos vacío y que tiene capacidad  para 1.000 toneladas de lastre-unos golpes y chirridos extraños. Al amanecer bajé al tanque en compañía del contramaestre y vimos con asombro, que varias planchas del casco se curvaban hacia el interior cada vez que la mar las golpeaba. La causa era que había tres cuadernas que se había rajado de arriba abajo y friccionaban produciendo un sonido insoportable. Subimos los catorce metros de escalera desde el plan del tanque hasta la escotilla como auténticos gatos, para informar al capitán de que de un momento a otro se podían reventar varias planchas del casco, lo cual habría supuesto el naufragio en un abrir y cerrar de ojos, dado que el barco va a máxima carga. Fuimos poco a poco cambiando el rumbo hacia el Canal de Bristol evitando así los golpes directos de las olas en esa parte debilitada del barco. Ahora navegamos en una empopada con mar arbolada que nos lleva en volandas, viento en popa, corriente a favor y dando ¡ 14 nudos¡   

                                                          Canal de Bristol, 30 de Diciembre de 1964
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    Ayer llegamos a fondear frente al puerto de Newport a las 10 de la noche y como tenemos averiado el VHF, tuvimos que pedir práctico con la lámpara de destellos. El práctico no quería salir por el oleaje que había en donde estábamos fondeados. Directamente le contesté, que nos acercaríamos más a la entrada del puerto y que la tripulación tenía ya la corbata puesta.

    Los británicos a parte de ser buenos marinos, comprenden muy bien a la gente de mar de cualquier nacionalidad y sobre todo en una ocasión en que la mar nos había dado una gran paliza  a dos horas del Año Viejo. La respuesta no se hizo esperar y confirmó que salía fuera inmediatamente a por nosotros.

    A la maniobra fuimos vestidos de calle y una vez atracados al muelle, nos trasladamos en taxi al centro de la ciudad. En el primer “dancing” que encontramos, nos metimos como fieras salvajes. La entrada en él fue espectacular. Dieciocho hombres renegridos del sol tropical, con caras de querer comernos el mundo y de participar en todo el jolgorio que allí se cocía. Cuando entramos en tromba, faltaban tan solo unos minutos para que sonaran las campanadas. El techo había desaparecido tapado por cientos de globos de colores. La bola mágica repartía destellos por todo el salón. La orquesta rompía, con su estridente sonido, nuestros  tímpanos habituados al silencio de los quince días de navegación. El olor a perfumería barata fue lo primero que nos impactó.

  A punto de sonar las doce campanadas, tomamos posiciones, sabedores de la costumbre que tienen las inglesas de dar besos a diestro y siniestro en esos momentos de euforia. Yo no encontraba una de mi gusto entre tanto rostro pálido, así es que me sorprendió la explosión de júbilo sin haber alcanzado una buena posición . Nada más terminar las notas del “Dios Salve a la Reina” se me colgó una inglesa del cuello y me empezó a besar como una loca. Tenía cerca de 30 años. Al Tercer Oficial, italiano, que estaba junto a mí y era su primer viaje al Reino Unido, casi se le caen los pantalones de la impresión, al ver como se le venía otra encima.

    Bailamos toda clase de danzas, escocesas, galesas y que se yo...fue divertido, pero no veía la forma de librarme de aquella pesadilla de mujer.

    La sala de baile se convirtió en una casa de locos. Por todas partes se veían besos atornillados de larga duración, algunas parejas continuaban besándose en el suelo cuando por efecto de la borrachera, el giróscopo dejaba de funcionarles. A la una de la mañana pude librarme de aquella lapa.

    Al verte libre, las chavalas te cogían, te traían y llevaban como a un muñeco. Besos a diestra y siniestra con sabor a alcohol rancio. Para nosotros aquello acababa de empezar, ellas arrastraban quién sabe cuantas horas de desenfreno. A cada “happy new year” se te abrazaban, te pisaban, te zarandeaban y te besaban hasta sacarte el hígado. Lo malo del caso es que todas las que me achucharon eran bastante callos.

    A las tres de la mañana regresé a bordo. Me divertí mucho a pesar de no haber encontrado algo de mi gusto.

     Me sucedió una anécdota curiosa. Al entrar en la sala había en la calle una chavala muy mona que tenía una trompa tremenda. Al pasar a su lado le ofrecí mi brazo y se agarró a él como si se tratara de un salvavidas. Pagué su entrada y en cuanto traspasó la puerta se dirigió de urgencia a W.C más cercano. Pues bien, entre todo aquél follón de cientos de parejas, me encontró dos horas más tarde, me dio  las gracias y me dijo  “you are a gentleman”.¡Lástima que tuviera pareja...¡

                                                                 Newport, 1 de Enero de 1965
 
Pablo

viernes, 6 de junio de 2014

NOCHE VIEJA

Autor:
Pablo Romero Montesino-Espartero
 



Italianos y españoles en armonía, con un cacereño al mando del bote

                       
 Carta nº 41

 
                 De Takoradi a Newport  (de una carta a la familia)

 
    He pasado la tarde de ayer en  la playa de Takoradi. Una playa realmente preciosa pero cruelmente solitaria a pesar de los 36 grados a la sombra, que soportamos. Tiene una extensión de cerca de 40 kms. y está sembrada de palmeras tropicales y arrecifes en los que rompe la mar dándole en algunas zonas una blancura inmaculada.

    Los valientes nos metemos hasta que el agua nos llega al pecho, los precavidos hasta la cintura y los miedosos se dan “baños tobilleros”, y a la voz de ¡tiburón¡, algunos en vez de nadar corren sobre las aguas. Lo cierto es que el peligro es real y existente, aunque aún no he visto a ningún aborigen que le falte una pierna o un brazo.

    Llegamos hasta la playa a bordo de un bote salvavidas del barco y al varar, se nos echaron encima negros que salían de entre la vegetación y tuvimos que  alejarlos del bote con los remos, temiendo que se nos subieran y nos robaran las provisiones de leche condensada y galletas que llevamos de dotación. El regreso al barco fue muy difícil pues  teníamos viento de proa y el bote salvavidas es extremadamente pesado y no se ciñe nada al viento. Finalmente y luego de muchas bordadas logramos llegar al puerto.

    Al atardecer estuve viendo jugar al tenis y al golf en un club inglés. Pasé un mal rato recordando mi verano en La Coruña. ¡Paciencia¡ solo me quedan cinco meses para desembarcar.

    En el horizonte, las copas verdes de los árboles gigantes, rompen la monótona línea azul. La mar está llana, el calor es sofocante y la humedad insoportable.

    Hemos iniciado  una “regata” contra el reloj, para llegar a Newport el 31 de Diciembre. Nuestra ilusión : ¡Año Viejo en Inglaterra¡

                                          Mar, 14 de Diciembre de 1964

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    Hemos doblado Cabo Palmas y navegamos a lo largo de las costas de Liberia. El sol va quedando inexorablemente por nuestra popa a medida que subimos en latitud e irá disminuyendo su altura meridiana, que ayer alcanzó los 70 grados.

    Hoy, durante mi guardia, he visto pasar rozando el casco del barco a una pareja de tortugas gigantes. ¡Que contraste con el azul del mar¡ Parecían almas gemelas, al ir desapareciendo en las profundidades de estas aguas transparentes.

    Continúa el tiempo esplendido. Todos los días a las diez de la mañana me ducho con agua de mar y tomo el sol en bañador hasta las 12. ¡Hay que llegar morenos a Inglaterra¡ Un “latin lover” que se precie no puede tener un color lechoso ni en Navidad. Hoy hemos ganado en la “regata” 30 millas, lo cual nos garantizaría una llegada a Newport de tres horas antes de Año Viejo. Claro está que este buen tiempo no va a durar siempre...

                                           Mar, 18 de Diciembre de 1964
 
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    Navegamos ya con la proa al norte verdadero.  Mañana pasaremos Cabo Verde.

    Saltó el noroeste, se acabaron los alisios y con ellos nuestras “altas velocidades”. A pesar de todo continuamos ganando millas.

    Esta tarde ha pasado un banco de delfines. Nos han rodeado, han jugado con el barco cruzando bajo la quilla y dando saltos espectaculares, golpeaban con sus colas la superficie del mar, convirtiéndola en agua en ebullición.

Desde el interior del camarote se podían oír los coletazos y costalazos; verlos en sus evoluciones es algo que te deja pasmado por la velocidad que adquieren en sus arreones y en sus inmersiones, y cuando estás en el puente es un disfrute admirar su belleza plástica en sus salidas perpendiculares a la superficie, para después dejarse caer de costado desplazando el agua como si fuera el pantocazo de un barco.

    El eclipse de luna ha sido realmente bonito. No se veía una nube y la luna llena iluminaba la mar como un sol de medianoche. En una hora y media lucieron con más fuerza las estrellas y se hizo noche oscura. La sombra de la tierra le dio una tonalidad naranja, aumentando con ello la percepción de su esfericidad. En el momento del eclipse total, tenía una altura de 80 grados. Desde vuestra latitud la observaríais mucho más cerca del horizonte.

    La mar abandonó su calma a la puesta del sol y ha refrescado. Después de un mes, me he puesto hoy la camisa por primera vez durante la guardia.

                                         Mar, 19 de Diciembre de 1964
 
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    Temporal en las Canarias. La radio habla de olas de 20 metros de altura. Aquí solo nos llega una mar tendida que nos reduce la velocidad, pero nada más.

    Hoy hemos hecho prácticas de abandono de buque. Todo ha funcionado perfectamente. El capitán se quedó sorprendido de mi habilidad transmitiendo en Morse. Esta noche hablé  con la lámpara de señales con un barco alemán que iba a Ciudad del Cabo con pasaje y carga, nos felicitamos las pascuas y... cada cual a su garito. Se encontraba a más de quince millas.

                                          Mar, 21 de Diciembre de 1964

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    Me ha emocionado al oír las voces de los niños del Colegio de San Ildefonso. Me trajo recuerdos imborrables de cuando todos estábamos juntos en Cáceres  y los escuchábamos a través de la Blau Punkt de papá.

    Bajó nuevamente la temperatura; 20 grados a mediodía. Caminamos bien y si continuamos así el Año Viejo en Inglaterra, será nuestro. Hoy la altura meridiana del sol fue de 38 grados, un sol apagado pero que aún quema cuando uno se pone al socaire.

     Esta mañana hemos pescado  40 kilos de bonito. Las rodajas a la plancha con unas aceitunas y alguna especia las prepara nuestro cocinero italiano de lujo.

    Estoy renegrido como si regresase de un veraneo. La mujer del Jefe de Máquinas de 35 años, se ha puesto impresionante. Sin quererlo se te va la mirada a sus ojos verdes, que con el bronceado  han adquirido un mayor atractivo. Es yugoeslava y como todas las de su raza, rubia y esbelta. En la meridiana todos los días sube al puente interesándose por la velocidad y la fecha de llegada a Newport. Habla un italiano muy infantil y nos tiene a todos hipnotizados con sus encantos femeninos...tengo unas ganas tremendas de poner los pies en Inglaterra. 

                                      Mar, 22 de Diciembre de 1964

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    Por el portillo de mi camarote y a unas 10 millas veo bañada por un sol magnífico la ciudad de Las Palmas. A bordo tenemos dos marineros que viven y tienen sus familias en este puerto. De vez en cuando, levantan la cabeza durante su trabajo en cubierta y miran con tristeza  la isla que poco a poco va quedando atrás. Tan cerca y tan lejos...y mañana es nochebuena.
 
                                         Mar, 23 de Diciembre de 1964
 
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    ¡Felices Pascuas¡ antes de irme a la cama os telegrafié.

    He cenado como cualquier otra noche, pues a bordo seguimos la tradición italiana y el festejo se hace el día de Navidad, así es que mientras vosotros estabais  liados con el turrón, yo trataba de dormir imaginándoos alrededor de la mesa y con cierta tristeza en mi corazón.

     Nos cruzamos con algunos barcos que llevan en el puente alto un árbol de Navidad y luces de colores en la toldilla de popa. Nosotros como único gesto, encendemos los focos iluminando la chimenea...somos poco tradicionales los latinos... 

                                      Mar, 24 de Diciembre de 1964
 
(Continuará)

Pablo